13 abr 2007

Sólo para Iniciados: Fin de la historia

Un año antes se les mintió a los deudos de Pasta de Conchos; ahora no tiene porqué haber diferencia.

Alguien se debería preguntar si el cierre de Pasta de Conchos, el depósito de dinero, todo con el aval del Gobierno del Estado y la solución a Gómez Urrutia, no forman parte de una negociación de todos los implicados.

Las historias en torno al caso Pasta de Conchos y el conflicto minero, se repiten una tras otra. El 19 de febrero pasado, todo sucedió igual: un obispo rastrero y anodino, llamaba a la resignación en templete de lujo, mientras el contestatario oficiaba en medio de la noche y a cielo abierto.

Las familias intentaron ingresar la tarde de ese día y los bloquearon elementos de seguridad privada, que los conminaban a no ser violentos. Un año antes sucedió lo mismo, pero por entonces Humberto Moreira los condujo a ingresar por la fuerza. Esta vez no asistió y ganó la nota con sus revelaciones sobre Vicente Fox.

La prepotencia de Grupo México fue inevitable ante el primer y último reclamo de las familias: el rescate de los cuerpos. La insensibilidad empresarial competía con la de un año atrás, cuando pedían el rescate de los mineros pensando que estaban vivos.

Los rostros de dolor eran los mismos, acaso más cansados. Ahí estaba la señora Elvira —siempre señora—, Guillermo Iglesias y Maribel Rico. Con desacuerdos y confusión, pero sin claudicar.

La realidad de un año antes fue que se les mintió de manera sistemática. La mentira no tendría porque dejar de aparecer hoy, en confabulación cupular por intereses espurios.

Ayer fueron a México. Los llevó Jericó y la farsa no pudo ser más denigrante, aunque los deudos no lo vean: sólo cinco parientes pudieron entrar con Javier Lozano, pero con la advertencia de sólo hablar del llamado “Informe Woonton”. Lo que obtuvieron fue la promesa de una respuesta ¡en 15 días! Luego el farsante que convocó, salió a decir que había buena disposición y se placeó con la prensa.

Lozano Alarcón les dedicó tiempo. No es para menos a sabiendas de tener resuelto el conflicto minero, que al pasar un año, no sirvió de nada a la clase trabajadora, esa que sigue explotada en las minas cuyos dueños, capitalistas que permanecen desde el siglo 19, utilizan las tecnologías de aquel tiempo.

Y la historia es la misma, decía León Felipe, la misma siempre que pasa.

Si en 2006, el caso Pasta de Conchos sirvió como distractor de la “Toma de Nota” a Elías Morales —hoy sabemos ilegal, ilegítima, falsa—, esta vez la restitución de la “Toma de Nota” a Napoleón, sirve para distraer la complicidad ruin de Pasta de Conchos.

Así que el reclamo de los deudos, los compromisos contraídos y, especialmente, la modificación de las condiciones del trabajo en la Región Carbonífera, no sucedieron ni sucederán.

Hasta ahora no existe una acción para modificar la inseguridad en las minas de carbón, salvo el multimillonario negocio en dólares, que permitirá en breve la extracción del gas de las minas, asunto en el que coincidieron estado y federación en el momento más álgido.

Los convenios internacionales signados pero no ratificados por México, siguen sin ratificarse como el 167 de la OIT. Las normas oficiales mexicanas, son las mismas que no vigila la STPS, Sener, SE, ni el IMSS. Ni siquiera hay más inspectores que vigilen la aplicación del marco normativo vigente.

Lo que hay es una distensión de relaciones políticas y económicas. IMSA fue aval de la fusión Mittal Steel con Villacero; Ahmsa tiene puente con el Gobierno Federal a través de Carstens, acapara el 60 por ciento de los yacimientos y ya no hay persecución. Grupo México: dichoso consorcio que ahora tiene cinco concesiones más, otorgadas como premio a los 65 homicidios, con las que explotará el carbón y el gas para alimentar su planta termoeléctrica.

Porque Grupo México ya está en el sector energético. Claro, sin descuidar el minero, el siderúrgico y el acaparamiento del transporte terrestre. Puja por Aeromexico y por Punta Colonet, en Baja California, donde se construirá el puerto marítimo que sustituirá al de Los Ángeles, el más grande del mundo.

¿Algo más o está satisfecho?

Así que a otro perro con estos huesos. Un gobierno estatal muy preocupado, como para acusar a empleados menores, no estaba tan preocupado como cuando decía “si uno de los inspectores incurrió en actos de corrupción, los voy a meter al bote”. Pero ni los acusó.

Un Gobierno Federal muy cortés con los deudos pero que sentencia que es necesario conocer todo el interior de la mina para fincar responsabilidades y que la investigación de la PGJE no sirve de nada, días antes de que se de a conocer el “Informe Woonton”, tampoco pretende que se haga justicia.

Un diputado federal manipulador, torpe y mentiroso que asume la defensa de unas viudas desconsoladas e ignorantes, sabe por donde sacar el provecho político y, finalmente, el caso Pasta de Conchos se cerrará.

Así que en efecto, este es el fin de la historia… la misma historia de siempre.